¿Por qué?
“After a win,” Wolff noted, “most people go home and say, ‘That was a good weekend.’ They don’t go home and say, ‘Why did we win?’
Toto Wolff, director del equipo mercedes en F1 (ganador 7 veces del mundial de formula 1) en esta entrevista hablando de los fines de semana de competición.
“¿Por qué?” es posiblemente la pregunta más interesante que puedes hacer (o te pueden hacer) y hay una manada de razones:
Es corta y clara.
El que pregunta y el que responde siempre ganan.
Si hay curiosidad va a generar más curiosidad.
Es la única forma de conocer el contexto sin vivirlo.
Puedes preguntarlo unas cuantas veces seguidas sin que pierda eficacia.
Puedes preguntatelo a ti mismo.
Cada vez que lo preguntas, puede darte una respuesta diferente y ninguna puede ser mala.
Puedes preguntar “por qué?” en diferentes momentos y tener respuestas diferentes. Lo mismo pasa si preguntas a dos personas diferentes.
Pero no todo en el monte es orégano, un “¿por qué?” puede generar cierto rechazo. En general conozco tres clases de personas: las que se toman la pregunta como un ataque, como si alguien te cuestionase, las que se lo toman como un “dame más de esto por favor” y por último las que no entienden el porqué de la pregunta “¿qué más da?”. Cierto es que hay formas de preguntar, puede ser un “y por qué?” o un “¿qué bueno, por qué?”
Seguro que hay un método científico sobre esto y libros de autoayuda para ejecutivos escritos: no hay mejor cosa para la cultura de una empresa que preguntar el “porqué” de las cosas continuamente. Que nadie se sienta atacado al escucharlo, y que todo el mundo sepa que te pueden -y lo van a hacer- preguntar el porqué significa que no vas a hacer las cosas sin antes preguntaterlo tú mismo.
Tampoco hay que hacer que la pregunta fiscalice nuestra existencia, no siempre hay un porqué, en la vida (de las empresas, se entiende) se toman decisiones sin ser medidas, y cuando las mides, normalmente no usas el escalímetro. Un “Me dio buenas sensaciones” es una buena respuesta siempre que llegue un momento en el que pares a analizarlo bien, igual que hace Toto Wolff.
Aún así, el mayor riesgo del “¿por qué?” es que te quedes para siempre en el bucle infinito y no puedas símplemente disfrutar sin preguntar. Trabajé en TV durante un año como técnico y ahora, cada vez que veo un programa, no puede preguntarme el cómo está hecho y el porqué han decidido hacerlo así. A veces echo de menos poder ver la tele sin más, aunque sigo disfrutando cuando veo un buen tiro de cámara.
¿Y por qué escribo esto? porque cada vez que alguien me pregunta el porqué se me iluminan los ojos, porque, aunque me da vergüenza y me preocupa que se lo tomen mal, me encanta preguntar a la gente qué hay detrás de sus decisiones.