Siempre pensé que la gente que daba charlas eran expertos en la materia, nadie les podría toser, por eso estaban en un escenario hablando de algo y el resto, abajo, plebeyos, escuchando atentamente.
Si tienes una edad sabes que esto no es verdad, de hecho a veces los que más saben están abajo. Bueno, los que más saben están trabajando.
En cualquier caso, por suerte o desgracia he dado unas cuantas charlas de todo tipo. Me da una vergüenza absurda verme dando una charla, de hecho no vuelvo a ver mis charlas (ni podcast, ni nada donde haga me tenga que ver a mismo) nunca más, lo hecho, hecho está. Aún me asombra que me sigan llamando para hablar.
Dicho esto, dejo por aquí algunas cosas que he aprendido y sigo a la hora de preparar una charla. Tengo que decir que nunca repito una charla, reuso cosas, pero es raro que de una charla dos veces. Dar una charla tiene que ser divertido, tiene que tener un componente de emoción de la primera vez, de preparar la historia, de improvisar sobre lo que planteas.
Algunas reglas
La primera regla que sigo es: si me está llevando demasiado tiempo quiere decir que no sé suficiente de lo que voy a hablar y tiro la charla. Hay demasiadas charlas de mierda con gente que no tiene puta idea de lo que habla. Vale más una charla sencilla de algo que controlas a algo que no tienes ni puta idea, se nota, no te vas a ganar el respeto de nadie
En general si la charla es técnica lleva entre 3-5 veces más prepararla a si es inspiracional (sí, las que sueltas tu movida filosófica quitando cualquier detalle doloroso para dartelas de listo). Si tienes experiencia puedes preparar una charla en 1 hora o menos.
La segunda: lo que interesa es tu punto de vista del tema que hablas. No estás dando una clase de física teórica, estás hablando de tu experiencia y me interesa tu historia, como ves las cosas.
La tercera: para mi una charla tiene que sonar como si no fuese una charla, tiene que sonar a una conversación entre alguien y tú. Tienen que sonar a ti hablando normal, no como si estuvieses dando el tiempo. Esto lo aprendí cuando estaba dando una charla interna dentro de CARTO y un comercial me dijo “por qué ponéis ese tono de gilipollas al dar una charla, hablad normal”
La cuarta y más importante: las historias siempre ganan, tiene que haber un hilo narrativo con sus personajes (yo me escojo a mi familia y a mí mismo) su intro-nudo-desenlace. Personalmente me gusta hacer algo que aprendí en el fabuloso podcast sobre la serie Chernobyl , el director comentaba que para qué hacer esperar, era mejor arrancar con la explosión de la central, así que muchas veces empiezo por el final. BOOM, aquí lo tienes.
Otras cosas que tengo en cuenta:
Cuanto más corta la charla mejor. No hagas ni puto caso a los organizadores, si te dicen 30 minutos, haz 15 o los que creas necesario para contar tu historia, luego ya se verá. Si tardas más, qué va a pasar, van a llamar a la policía para sacarte del escenario? Eso sí, lo bueno si breve…
Añadir toques de humor siempre funciona. Bueno, no siempre, hay a gente que no le gusta, pero pueden irse a otra charla si quieren. Especialmente si intercalas para que la gente no muera. Además te sirve para medir cuanto de atenta está la gente, si se rien, es que va bien.
No seguir las tendencias es mejor. Cambia cosas.
Provocar a la audiencia es otro modo de mantener la tensión.
Yo cojo 3 ó 4 personas de referencia del público y les hablo a ellos. Una vez elegí a uno que se durmió (y luego preguntó durante el turno de preguntas el jeta)
Por ser claro, de lo que preparo luego uso la mitad porque luego improviso, quiero pensar que la improvisación funciona gracias a la preparación.
La parte más importante de todas es, como siempre, a nivel personal
Dar charlas es una forma de conocer gente, una excusa para hablar de algo que os une. Se hacen amigos, se aprende como otros hacen cosas, y das a conocer lo que haces.
Hay gente que te empieza a odiar también, no vayamos a idealizar. Una vez, por razones que no vienen a cuento, pude escuchar comentarios de una charla que di en Barcelona y os aseguro que duelen, especialmente porque los suelen ser personales y no sobre el contenido. Pero cuando subes al escenario, te expones a esto, es la vida. Yo también “odio”visceralmente a gente, sin razón aparente, luego conoces a la persona detrás del personaje y se te pasa.
Estar ahí arriba hace que tengas una oportunidad para poder empezar una conversación casi con casi cualquiera, aprovéchalo.
Muchas gracias Javi.
Me viene genial.
Para mejorar en la preparación de charlas, ¿tomaste a alguien como referente?