A la segunda todo sale bien: La recetita
Este es el segundo post de la serie “qué pasa cuando montas una startup y no es la primera.”
Si hay una receta que siempre funciona es la del fracaso, dicho de otra forma, la que usas cuando quieres solucionar un problema complejo siguiendo pasos sencillos.
He visto fallar y he fallado muchas veces, la mayoría de veces no tengo ni idea del porqué, pero no quita para que me sea fácil identificar cuando alguien, incluido yo, aplica una recetita. Sé con total seguridad que la hostia será proporcional al tiempo que tardes en darte cuenta que estás haciendo algo sin pensar. Solo tienes que esperar, es matemático. Y lo peor no es que lo hagas sin pensar, no todo puede estar razonado, lo peor es que lo haces con aplomo. Muy de machos alfa esto.
Lo habitual cuando montas una empresa es que no tengas ni idea de la mayoría de cosas. De las que sabes te las apañas como buenamente puedes, de las que no buscas recetas porque te aceleran. En teoría.
Unos ejemplitos que te van a sonar: no sabes de ventas, sin problema, manual de ventas, BDRs, account executives, salesforce (nadie es despedido por poner salesforce) y a correr. Que nada de tecnología? un repositorio, test unitarios, kubernetes, SRE, unos full stack, microservicis, IA, cloud y a producir. Marketing? Hubspot (sí, correcto, nadie es despedido por poner Hubspot), content marketing, SEO, automatic content generation, whatever generation y a meter gallina en ads y medir el ROI en base a una métrica que parece que aporta al negocio (como número de usuarios que se dan de alta sin saber porqué)
Pero eso no es todo, otro problema es que las recetas suelen venir con métricas y terminas haciendo “data driven” y poniendo unos OKR como la catedral de Valladolid (la que tenían pensado construir, no la que hay): “ya tiro y con datos veo si estoy tomando buenas decisiones” es el plan perfecto, sin fisuras. Así que te haces unas medias y unas gráficas con 100 data points y tomas decisiones en base a casualidades. Cuando ya tienes algo de experiencia, sabes que las recetas son como cupones de lotería, tocan bastante poco.
Ya cuando te haces mayor del todo, lo que llaman mediana edad, te das cuenta que antes de aplicar la receta tienes que encontrar tu versión de la receta, la que puedes hacer con los ingredientes que tienes. Tienes que empezar pequeño, construir intuición, validar y ver qué cuando aprietas mas, sacas mas, que no solo la persona que ha creado el proceso es capaz de ser exitosa y ya entonces, y solo entonces, te coges el manual y aplicas lo que sabes, porque te lo ha dicho la receta, que mas o menos funciona a escala.
No hay mayor pena que ver como despues del dolor de aplicar la receta, algo falla miserablemente, ni mayor alegría y satisfacción de ver como algo que empezó pequeño, dando valor desde el día cero, es capaz de crecer modelándolo día a día.
Las recetas, para montar una franquicia, ser influencer en LinkedIn y hacer hilos en twitter, bien, para una startup, toca pensar.